El agricultor Daniel Malacaza, de 66 años, habría obtenido $9 millones tras una subasta de ganado. "Según testigos, el hombre había realizado una transacción considerable, de un monto relevante, con la venta de ganado", confirmó uno de los investigadores. Malacaza trabajaba en la estancia "El Chamuelle", en la jurisdicción de Carmen, en el extremo sur de la provincia de Santa Fe, cerca del límite con Buenos Aires, aunque también se encargaba de criar ganado por cuenta propia.
Malacaza fue encontrado sin vida el domingo en un campo entre Venado Tuerto y Carmen, donde residía. "Estaba atado, con signos de tortura y al menos una herida de bala en el abdomen. El ataque, aparentemente, ocurrió cerca de la medianoche del sábado", adelantaron los investigadores del caso, que está en manos del fiscal de turno del Ministerio Público de la Acusación (MPA) de los Tribunales de Venado Tuerto, Eduardo Lago. Personal de la Policía de Investigación, de la Policía Científica, del Comando Radioeléctrico y de las comisarías 2ª y 14ª de esa zona ratificaron ante la Justicia los detalles del hallazgo del cadáver de la víctima. Esas fuentes confirmaron que "el agricultor recibió un disparo en el estómago", que minutos después le causó la muerte. La misma versión fue divulgada en las últimas horas por la prensa local, agregando que el disparo de arma de fuego en la zona del estómago se habría efectuado a corta distancia, lo que le causó la muerte casi de inmediato.
Según el diario La Nación, "El sábado, después de las 23 horas, Daniel dejó a su esposa en la ciudad de Venado Tuerto (en la casa de la hermana de la mujer) y regresó a su campo. Entró, cerró la tranquera y se movió unos 500 metros hasta llegar a la casa donde pasaría la noche. Al parecer, los delincuentes lo estaban esperando en el lugar, y después de robarle el botín, que incluía dinero y armas, lo asesinaron y huyeron". Según relató su pareja, ella intentó contactarlo en varias ocasiones y, al no recibir respuesta, se dirigió a la estancia. "Nos encontramos con la tranquera cerrada. Pero ella pudo ver que la camioneta de su marido, una Ford Ranger gris, estaba del lado de adentro, apuntando hacia la salida. Cuando me acerqué, la camioneta estaba vacía y con las llaves puestas. Entonces subí a la camioneta y la encendí. Me dirigí hasta la casa de campo ubicada a unos 800 metros del ingreso. En ese momento llegó otro empleado a quien la mujer había llamado, y juntos intentaron ingresar a la vivienda. La puerta estaba trabada. Ambos forzaron el ingreso y al abrir la puerta encontraron mucha sangre y todo revuelto".